¡Buen viaje Frans Van Den Boorn!

Alegre, simpático, honesto, responsable, feliz, deportista, trabajador, buen hijo, hermano y amigo… ¡Así siempre te vamos a recordar! Gracias por llegar a este mundo a dejar huella y llenar la vida de tantas personas que tuvimos la fortuna de conocerte.
Cuando tenía tan solo 6 meses de vida, fue adoptado de La Casita de Nicolás por una familia holandesa que lo había estado esperando desde siempre; abrieron no solo las puertas de su casa, sino también de su corazón, para recibirlo y llenarlo de cuidados y amor.
Este país le permitió forjarse y formarse como profesional, fue en la ciudad de Vught donde ejercía como entrenador de fútbol de un grupo de jóvenes que soñaban con jugar en los mejores y más grandes estadios de fútbol del mundo. Ahí estuvo siempre, acompañándolos a luchar para alcanzar ese gozo.
Lamentablemente, un día después de cumplir sus 27 años de edad, un infortunado accidente en bicicleta, acabó con su corta y apreciable vida. La misma que llenaba de satisfacción y orgullo el núcleo que lo rodeaba y que se solidarizó con los niños y niñas de La Casita, haciendo un valioso aporte económico en su nombre. Esto además de honrarlo, refleja todo el amor y aprecio que despertó en todos aquellos que tuvimos el placer de compartir con él.
Tu hermoso legado de solidaridad, deja ver de lo que estaba hecho tu corazón… Gracias por visitarnos, por nunca olvidarnos. ¡Vuela alto Frans, al lugar donde algún día te queremos volver a encontrar!




