UNA MANO DE CARIÑO PARA NUESTRA CASITA
¡Le llegó el turno a nuestra Casita!
Albergar a más de 50 pequeños no puede ser fácil para ninguna casa, en especial cuando estos niños y niñas de 0 a 12 años están llenos de curiosidad y deseos de descubrir y experimentar con texturas. A pesar de la recomendación de las profesoras y voluntarias, pocas paredes pasan inadvertidas a las uñitas de estos pequeños exploradores.
Por eso, el pasado sábado 20 de octubre quisimos darle a estas paredes una merecida manito de cariño. Desde las 8:00 de la mañana, un grupo de 40 voluntarios de Maaji, la Fundación Juguemos en el Bosque, y la misma Casita, se dispusieron rodillo en mano a dar una pasadita de pintura a la infraestructura que durante décadas ha sido un hogar para los pequeños residentes que vienen y van, cobijados por los sistemas de Adopción o Protección del Estado.
Raúl ha estado involucrado en La Casita desde sus mismos inicios. Allá en 1978, cuando la Fundación era tan solo una idea de unas soñadoras paisas, hizo parte de los esposos y amigos invitados a unirse al proyecto, los mismos que terminaron firmando el acta de fundación.
Uno de los participantes de la jornada fue Lucas Velilla, director de la Fundación Juguemos en el Bosque. Como Casita, esta fundación busca garantizar que todos los pequeños, sin importar su condición, tengan una infancia feliz. Para él, el objetivo de la actividad era claro y necesario: “Mejorar el entorno de los chicos y que todo esté más lindo, más limpio”.
Paulina Madrid de la marca Maaji también estuvo presente en la actividad, junto con muchas voluntarias. “Creemos en el apoyo social desde una mirada positiva, alegre, de compartir con la gente, de incentivar siempre al desarrollo de la creatividad y la educación de los niños”, dice, y explica que este tipo de actividades son una forma de celebrar y agradecer los logro de su marca en redes sociales: “Cuando llegamos a un nuevo ‘milestone’ en Instagram (200k, 300k, 400k) hacemos una actividad de responsabilidad social, pues creemos que es la mejor forma de dar las gracias: dando de vuelta”.
Gracias a la pintura donada por Sapolin, el trabajo de estos maravillosos voluntarios y unos retoques de Pintufresh, las habitaciones y áreas comunes lucen nuevecitas, listas para seguir ofreciendo protección y calidez a los niños y niñas que la necesiten.